jueves, 23 de octubre de 2008

Uno de esos días grises



Esta mañana Valencia ha amanecido gris y lluviosa. Es uno de esos días en los que, aunque uno no quiera, se pone nostálgico y melancólico. De repente, me he acordado de mi famila. Como ya dije, hace bastantes años perdí a mi bien amada Avelina, pero antes de su marcha me dejó uno de los mayores regalos que la vida te puede dar: tres hijos preciosos,un varón y dos niñas.


Cuando mi Avelina abandonó este mundo, tras sufrir mucho la pobrecilla, ya que padeció una larga y dolorosa enfermedad, me encontré totalmente solo. Mis hijos ya estaban crecidos, habían formado su famila, y aunque intentaban visitarme todos los días y estar pendiente de mí, el mundo en el que vivimos corre mucho, y las personas mayores somos muchas veces una carga. No quería ser una molestia para mis hijos, ni que tuviesen que estar todo el día preocupados por su anciano padre, aunque por aquel entonces no era tan mayor como ahora, ¡Aún rondaba la cincuentena! Y estaba de bastante buen ver debo añadir,a riesgo de parecer un engreído.


Por aquel entonces aún podía valerme por mi mismo,me encontraba bien de salud, pero había perdido la ilusión por vivir.Que me arrancaran de mi lado a Avelina, siendo ella tan joven,supuso un duro golpe para mí, un golpe del que tardé mucho en recuperarme. Logré salir de él gracias a la ayuda de mis hijos, ellos me animaban a apuntarme a excursiones del inserso, ir al hogar del jubilado cada tarde a jugar mis partidas al mus y me dejaban muchos días a mi nietos para que pasaran la tarde conmigo y les llevara al parque para que así no pasase todo el día en casa encerrado.


Así, poco a poco, vi que aún tenía mucha vida por delante,y tenía que disfrutarla al máximo porque a mi Avelina, siempre tan radiante y alegre, no le hubiese gustado verme triste. Fue entonces cuando decidí realizar un sueño que había tenido desde siempre: venir a vivir a Valencia, ciudad de la que me había enamorado durante un viaje en Fallas que mi Avelina y yo habíamos realizado. La ciudad nos encandiló tanto, que decidimos que queríamos acabar nuestros días aquí, porque estaba llena de vida, alegría y color.


Aunque fuera sin mi Avelina, estaba dispuesto a realizar la promesa que un día nos hicimos, así que un día comuniqué la noticia a mis hijos. Al principio no les hizo ninguna gracia, venía a una ciudad en la que no conocía a nadie, pero era mi deseo y mis hijos finalmente acabaron aceptándolo, entendieron que, igual que ellos tenían su vida y querían vivirla a su manera, yo también debía hacer lo mismo con la mía, así que, finalmente, me instalé en Valencia, y de esto hace ya quince años.


Mis hijos me visitan frecuentemente, siempre que su trabajos y su ajetreda vida se lo permiten. Hace unos meses, sin ir más lejos, mi hija Azucena vino a visitarme con mi preciosa nieta Almudena, que cuando vio la ciudad, decidió estudiar su carrera universitaria aquí.


Hay día en los que hecho mucho de menos a mis hijos y nietos, pese a que aquí he hecho muchos y muy buenos amigos, a los cuales, seguro que les dedicaré algún día una entrada del blog.


Ahora me siento más desahogado, y aunque en la calle sigue lloviendo a cántaros, parte de mi tristeza ha salido, al mismo tiempo que escribía estas palabras, y ya me siento casi como Gene en la foto.




3 comentarios:

Iker dijo...

Mucho gusto en conocerle Saturnino.

Gracias por sus palabras tan alentadoras. Una curiosidad, el tal Bourne del que me habla..¿al final descubre quién es?

Saludos

Yo (a todo esto, estoy abierto a recibir proposiciones para mi nombre)

Espe dijo...

Querido amigo Saturnino, porque, ¿puedo llamarle amigo, no? Me parece muy interesante todo lo que escribe...Ay! si cuando yo tuviéra su edad estuviera igual de bien...me alegro de que hayámos contactado...yo también soy de Valencia! Ande! A ver si un día nos conocemos! Un abrazo muy cordial!

Flavia dijo...

Querido Saturnino, nos conmueven sus ganas de aprendizaje y su inmenso amor. Queremos hacerle partícipe del espacio de vidasen5mm para que desrib sus vivencias que seguro estan llenas de pasajes fílmicos. Un saludo