martes, 28 de octubre de 2008

La pregunta





Mi abuelo me ha dado hoy la oportunidad de actualizar su fantástico blog, todo un privilegio. 

Como ya os comentó mi abuelo, estudio comunicación audiovisual. Es una carrera que me fascina, ya que me interesa todo aquello que tiene que ver con el cine, la televisión, y todos los medio audiovisuales en general. 

Es por ello que el otro día, aprovechando que tenía que realizar una práctica, y dado el interés que ha despertado la bonita historia de amor de mi abuelo, decidí salir a la calle a preguntar a la gente qué piensa de eso, del amor a distancia.

sábado, 25 de octubre de 2008

Música para la distancia




En mi entrada anterior, hice alusión a mi querida Almudena. Mi nieta estudia desde hace un par de años comunicación audiovisual aquí en Valencia. Siempre había querido estudiar esa carrera, y como en Extremadura no había universidades donde pudiese, aprovechó para venirse a esta ciudad, que también le había deslumbrado en las numerosas visitas que me hacía con su madre.

Fue precisamente en una de estas visitas, hace unos cuantos años ya, la que hoy me ha venido a la memoria. Azucena y Almudena vinieron a mi casa a pasar el día. Me hizo mucha ilusión verlas porque, al igual que ahora, por aquel entonces también hacía muy mal tiempo en valencia y, además había perdido a uno de mis mejores y primeros amigos que hice aquí en Valencia, por lo que me había puesto un poco tristón.

Pasamos un día muy agradable, pese a que no pudimos salir de casa porque cayó una fuerte tromba de agua. Durante todo el día, me llamo la atención un aparato que mi nieta llevaba colgado al cuello y que no abandonaba en ningún momento. Cuando acabamos de comer yo, que siempre he sido muy curioso, le pregunté que era ese chisme, totalmente desconocido para mí hasta ese momento.

- Es un mp3, me contestó.

Su respuesta me dejó igual, así que seguí insistiendo y le pregunté qué hacía ese trasto.

- Es para escuchar música; me dijo mi nieta, y caben más de doscientas canciones.

En ese momento me colocó los auriculares en las orejas y escuché la canción que sonaba.

- ¡Redios pero que alto esta esto! y, ¿En qué idioma habla?

- Es una canción en inglés abuelo. Es Madonna, una tía estupenda, y esta es mi canción favorita. Se llama “Miles away.”

- ¿Pero aquí que está diciendo la muchacha esta?

- Es una canción sobre dos personas que se aman, pero están separados por la distancia.

En ese momento me dio un vuelco el corazón, y pensé en Benancia, la mujer que desde hacía un tiempo, ocupaba mi pensamiento mañana, tarde y noche, y que también se encontraba muy lejos de mí. Mi nieta, que es una chiquilla muy lista (y no lo digo porque sea su abuelo) me tradujo la canción, y desde entonces, se convirtió en una de mis favoritas también.

Así que hoy me gustaría dedicarte esta letra que acompaño de su correspondiente traducción , esperando que pueda convertirse en una de sus preferidas también

Te amo Benancia.




A Millas De Distancia

Me acabo de despertar de un sueño borroso
Nunca creerías las cosas que he visto
Miré en el espejo y tu rostro ví
Me atravesaste con tu mirada, estabas a millas de distancia

Todos mis sueños se desvanecen
Nunca seré la misma
Si pudieras verme de la manera en que te ves a tí mismo
No puedo fingir ser otra persona

Siempre me quieres más a millas de distancia
Lo escucho de tu voz a millas de distancia
No te da miedo contármelo a millas de distancia
Supongo que cuando mejor estamos es cuando estamos a millas de distancia

Tan lejos...



jueves, 23 de octubre de 2008

Uno de esos días grises



Esta mañana Valencia ha amanecido gris y lluviosa. Es uno de esos días en los que, aunque uno no quiera, se pone nostálgico y melancólico. De repente, me he acordado de mi famila. Como ya dije, hace bastantes años perdí a mi bien amada Avelina, pero antes de su marcha me dejó uno de los mayores regalos que la vida te puede dar: tres hijos preciosos,un varón y dos niñas.


Cuando mi Avelina abandonó este mundo, tras sufrir mucho la pobrecilla, ya que padeció una larga y dolorosa enfermedad, me encontré totalmente solo. Mis hijos ya estaban crecidos, habían formado su famila, y aunque intentaban visitarme todos los días y estar pendiente de mí, el mundo en el que vivimos corre mucho, y las personas mayores somos muchas veces una carga. No quería ser una molestia para mis hijos, ni que tuviesen que estar todo el día preocupados por su anciano padre, aunque por aquel entonces no era tan mayor como ahora, ¡Aún rondaba la cincuentena! Y estaba de bastante buen ver debo añadir,a riesgo de parecer un engreído.


Por aquel entonces aún podía valerme por mi mismo,me encontraba bien de salud, pero había perdido la ilusión por vivir.Que me arrancaran de mi lado a Avelina, siendo ella tan joven,supuso un duro golpe para mí, un golpe del que tardé mucho en recuperarme. Logré salir de él gracias a la ayuda de mis hijos, ellos me animaban a apuntarme a excursiones del inserso, ir al hogar del jubilado cada tarde a jugar mis partidas al mus y me dejaban muchos días a mi nietos para que pasaran la tarde conmigo y les llevara al parque para que así no pasase todo el día en casa encerrado.


Así, poco a poco, vi que aún tenía mucha vida por delante,y tenía que disfrutarla al máximo porque a mi Avelina, siempre tan radiante y alegre, no le hubiese gustado verme triste. Fue entonces cuando decidí realizar un sueño que había tenido desde siempre: venir a vivir a Valencia, ciudad de la que me había enamorado durante un viaje en Fallas que mi Avelina y yo habíamos realizado. La ciudad nos encandiló tanto, que decidimos que queríamos acabar nuestros días aquí, porque estaba llena de vida, alegría y color.


Aunque fuera sin mi Avelina, estaba dispuesto a realizar la promesa que un día nos hicimos, así que un día comuniqué la noticia a mis hijos. Al principio no les hizo ninguna gracia, venía a una ciudad en la que no conocía a nadie, pero era mi deseo y mis hijos finalmente acabaron aceptándolo, entendieron que, igual que ellos tenían su vida y querían vivirla a su manera, yo también debía hacer lo mismo con la mía, así que, finalmente, me instalé en Valencia, y de esto hace ya quince años.


Mis hijos me visitan frecuentemente, siempre que su trabajos y su ajetreda vida se lo permiten. Hace unos meses, sin ir más lejos, mi hija Azucena vino a visitarme con mi preciosa nieta Almudena, que cuando vio la ciudad, decidió estudiar su carrera universitaria aquí.


Hay día en los que hecho mucho de menos a mis hijos y nietos, pese a que aquí he hecho muchos y muy buenos amigos, a los cuales, seguro que les dedicaré algún día una entrada del blog.


Ahora me siento más desahogado, y aunque en la calle sigue lloviendo a cántaros, parte de mi tristeza ha salido, al mismo tiempo que escribía estas palabras, y ya me siento casi como Gene en la foto.




martes, 21 de octubre de 2008

Cómo comenzó todo






Me llamo Saturnino Domínguez Domínguez, tengo setenta años, y llevo desde hace quince años viviendo aquí, en la ciudad con olor a naranjas y azahar: Valencia. Qué bonita, qué preciosidad, qué gozo verla en Fallas... Eso sí, que quede claro, servidor es extremeño, ¡y a mucha honra, oiga! Cada uno, por supuesto, defiende lo suyo.

Con todos los años que llevo a cuestas, jamás pensé que tras la muerte de mi Avelina me volvería a enamorar, y menos aún que lo haría gracias al aparatejo este que descubrí, no hace muchos años, y que ya se ha convertido en un amigo inseparable: mi ordenador.

Llegó a mi vida por azar. Al principio pensaba que era una tele, pero entonces lo encendí, y días más tarde, después de contemplar la pantalla del escritorio durante días, descubrí lo que era. Gracias a mi nieto por fin averigüé la función del aparato,y meses más tarde, y tras varias lecciones de informática, he llegado a ser todo un experto.




Pero lo más importante no es como descubrí la función del aparatejo, sino lo que he podido hacer gracias a él. Todo comenzó hace unos seis meses. Para entonces, ya llevaba más de un año manejándome con el trasto este y me hablaron de algo que era totalmente desconocido para mi: facebook. Allí encontré gracias al buscador de amigos a Benancia Martínez, el amor de mi infancia, un amor que con el paso de los años ha vuelto a resurgir, vía messenger, más maduro que nunca.

Mi deseo es que algún día, no muy lejano, ella pueda venir de Asturias, donde reside actualmente, hasta Valencia, con el fin de que junto a ella pueda pasar mis últimos días de vida.

Mientras tanto, a través de este blog, pretendo contarle mi día a día en mi hermosa ciudad, para que así, la distancia que nos separa no parezca tan lejana.

Va por tí Benancia.