jueves, 27 de noviembre de 2008

Ya estoy aquí



Pues sí, después de cuatro días perdido por tierras extremeñas, esta mañana he vuelto a Valencia. La verdad es que durante mi vuelta tenía sentimientos contradictorios.

Por una parte me sentía contento de volver a Valencia, la ciudad que tan bien me acogió hace ya bastantes años y en la que conseguí empezar una nueva vida.Pero por otra parte, me ha dado mucha pena volverme de Alburquerque, el pueblo donde nací y me crié y del que también guardo muy buenos recuerdos.

Es increíble lo que nos tira a cada uno nuestra tierra, muchas veces sin que nos demos cuenta de ello. Yo sin ir más lejos no sabía lo que ansiaba volver a mi pueblo, alejarme por unos días del mundanal ruido de la ciudad y volver a sentirme dentro de una gran familia. Porque es lo que pasen los pueblos,
allí todos somos una familia. Todos nos conocemos entre nosotros de toda la vida,y las puertas de todas las casas están todo el día abiertas,los vecinos vamos saliendo de unas y entrando a otras sin llamar ni nada.

Además allí es como si el tiempo se parara, como si no importara qué hora marca el reloj. Allí la vida es mucho más pausada y sosegada,y eso creo que es lo que me hacía un poco falta. Desconectar de todo y volver a un sitio donde me sintiera arropado.

Aquí en Valencia amigos no me faltan, pero creo que nunca va a ser lo mismo. No me puedo quejar porque fui yo el que quiso un buen día cambiar de aires, en un momento en que la mayoría dela gente e mi edad donde mejor se encuentra es en los pueblos,precisamente por so,porque allí la vida es mucho más sosegada.Pero los recuerdos de mi Avelina eran demasiados. No había parte de aquel lugar que no me recordara a ella y eso era algo que yo no podía soportar, por eso acabé viniendo aquí,a Valencia.Decisión de la que no me arrepiento,si bien es cierto que estos días en mi pueblo no em han venido nada mal.



En primer lugar he aprovechado para visitar uno de los parques naturales más bonitos de España, el de Monfragüe. El martes mi hija Azucena, mi nieta Almudena y yo,fuimos hasta Cáceres para visitar esta joya de la naturaleza. Yo la verdad es que vine reventado de la caminata de todo el dia, pero valió la pena,por ver toda la fauna y flora del lugar. A mi vuelta a casa no podía con mi alma y caí como un tronco.

Y además de para visitar la flora y fauna de mi bella Extremadura, este viaje también me ha servido para visitar mis amigos de Alburquerque como la Josefina,la panadera, que yo la pretendí hace un par de años sin éxito y la moza al final se ha quedado para vestir Santos; y también a la Obdulia y al Gregorio,un matrimonio que la verdad son muy buena gente los dos y a muchos amigos más.

Así que nada,creo que no me he dejado nada que contaros de mi viaje.
Voy a ver como ha continuado la vida por el mundo porque la verdad es que estos días he estado completamente ausente.

Un abrazo,
Saturnino Domínguez

1 comentario:

Enzo Buonfiglio dijo...

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